Parece que ya sabemos de todo, que es muy fácil encontrar cualquier tipo de información a través de nuestro amigo, el buscador de Google, pero a veces, hay temas de los que se habla mucho, pero no se explican tanto.
A menudo usamos los términos de infertilidad y esterilidad como si fueran sinónimos…pero, perdonadme si os digo que, los sinónimos no existen (ya que cada palabra tiene su especial connotación), y lo mismo pasa con las palabras con las que he empezado este párrafo.
Tanto el término esterilidad como infertilidad nos hablan de la dificultad para tener un hijo, pero hay una diferencia clave entre esos dos conceptos.
Si tras un año en la búsqueda de embarazo espontáneo (esto es, en casita “old style”) no lo hemos conseguido, podríamos hablar de esterilidad. En cambio, si en ese año, hemos conseguido un embarazo, pero desgraciadamente no ha llegado a buen puerto, estaremos hablando de infertilidad.
En el día a día puede que usemos ambos términos como sinónimos, pero ese matiz (que no es pequeño) puede marcar una gran diferencia a la hora de afrontar un tratamiento de fertilidad.
Pero, además de esterilidad e infertilidad, hay un tercer término: La subfertilidad. (¿En serio? No teníamos ya suficiente con dos… ¡No! Bienvenidos al mundo de la reproducción asistida…donde nos encanta inventarnos palabras nuevas cada día)
¡A lo que iba! Subfertilidad: que es cuando no conseguimos un embarazo espontáneo en un tiempo superior al de la media de la población.
Este último término es bastante más amplio y abierto que esterilidad e infertilidad. Ok, hasta aquí todo correcto. Pero, ¿Cuál es el tiempo medio que se tarda en quedarte embarazada?
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